Estas evaluaciones se realizan para ubicar zonas de entrenamiento y rangos de intensidades en el entrenamiento de fuerza en los cuales se pretende trabajar.
Para controlar el grado de cumplimiento de los objetivos generales, el entrenador debe evaluar el rendimiento de partida para así facilitar los ajustes en la planificación de última hora. Esto es porque el opositor desconoce cuál es la fecha exacta de sus pruebas físicas, hasta que no esté muy próxima.
Por otro lado tenemos las evaluaciones de control del rendimiento, las cuales se ubicarán dependiendo de la fecha del examen.
El entrenamiento científico no existe, pero la tecnología tiene un valor estratégico en el ámbito del deporte y nos ayuda a tomar mejores decisiones. Así, Centro Impulso cuenta con diferentes herramientas como, encoder lineal, plataforma de salto o analizador de lactato, entre otras.
Nuestro programa de entrenamiento se centra en cada persona. Es lo más individualizado posible ya que cada opositor necesita un estímulo diferente para poder mejorar su condición física.
Con la información que obtenida de la valoración inicial y de una amplia entrevista que facilitamos al opositor, empezaremos a trabajar prescribiendo un contenido semanal que ajuste las cargas de entrenamiento en un periodo corto de tiempo. Cada semana será distinta a la anterior ya que adaptaremos las cargas en función de lo que se haya realizado en la semana anterior así como de la información proporcionada por el opositor.
Éste tendrá acceso a realizar consultas y cuestiones a nuestro entrenador, el cual seguirá su proceso y evaluación en todo momento.
Es por ello que nos adaptamos a las circunstancias de cada persona tanto si es de forma telemática como presencial.
Los objetivos se propondrán en consonancia con la capacidad física del opositor, el tipo de pruebas que tiene que afrontar así como la fecha del examen. Debemos formular un propósito claro para orientar las acciones y esfuerzos hacia la consecución del resultado deseado. Los objetivos a corto y medio plazo son importantes porque proporcionan un enfoque y una guía para el trabajo diario y semanal, centrándonos en el proceso en vez de en el mero resultado final. Existen 3 tipos: generales, específicos y operativos.
Lo primero es establecer los objetivos generales, que en este caso siempre van a ser los mismos, lograr la condición física suficiente para la consecución de las pruebas físicas.
Lo siguiente es establecer los objetivos específicos, que son los objetivos que se plantean para aspirar a conseguir los generales. Por ejemplo, para lograr superar una prueba física habrá que tener unos buenos registros en un determinado test.
Por último, para conseguir los objetivos específicos se deben realizar sesiones de entrenamiento, cada una de las cuales tiene uno o varios objetivos operativos. Estos objetivos operativos son aquellos que permiten alcanzar los específicos a través de su desarrollo parcial en cada sesión orientada hacia ellos.